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POR LOS DERECHOS DE LA INFANCIA
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CON EL PROYECTO FASALE, LA PROPIA INFANCIA RECLAMA SUS DERECHOS

Photo by Seth Doyle

El Día Mundial contra el Trabajo Infantil, se celebra cada año el 12 de junio con el objetivo de sensibilizar y denunciar la explotación infantil que se lleva a cabo en muchos países del mundo, donde se obliga a los niños a trabajar, negándoles todo derecho a la educación, la salud y a una vida plena que les permita su desarrollo y bienestar integral.

La eliminación del trabajo infantil sigue siendo un gran desafío. Las últimas Estimaciones Globales indican que en el mundo hay 152 millones de niños —64 millones de niñas y 88 millones de niños— en situación de trabajo infantil. Es decir, casi 1 de cada 10 niños en todo el mundo.

África ocupa el primer lugar entre las regiones, tanto por porcentaje de niños en trabajo infantil (una quinta parte) como en número absoluto de niños en situación de trabajo infantil: 72 millones.

De esta dramática situación surge el Movimiento Africano de Niños y Jóvenes Trabajadores (MAEJT), que fue fundado el 1 de mayo de 1994 en Costa de Marfil por niños y jóvenes de 4 países, con la supervisión de adultos y con el apoyo de las Naciones Unidas. Desde entonces, ha crecido de manera constante y actualmente opera en 27 países africanos, dirigido y gestionado por los propios jóvenes, con el apoyo y asesoramiento de la ONG senegalesa ENDA-Tiers Monde.

Esta infancia trabajadora reclama sus 12 derechos básicos.

Derecho a la formación para aprender un oficio.

Derecho a permanecer en su lugar de origen.

Derecho a ejercer las actividades de manera segura.

Derecho a un trabajo ligero y limitado.

Derecho a baja por enfermedad.

Derecho a ser respetado

Derecho a ser escuchado.

Derecho a divertirse, a jugar.

Derecho a la asistencia sanitaria.

Derecho a expresarse y organizarse.

Derecho a aprender a leer y escribir.

Derecho a un recurso y a una justicia justa, en caso de problemas.

La fundación Xaley (Infancia en Wólof, la lengua mayoritaria en Senegal), nació con el objetivo de fortalecer el MAEJT en Senegal y de velar por la protección de la infancia ante los malos tratos y los abusos. Con el proyecto Fasale – Unidas, se ha promovido el derecho a la educación, a la salud y a la formación profesional para que los niños y las niñas puedan desarrollar todo su potencial.  Lo más importante, garantizar su participación en la toma de decisiones en sus comunidades y en las instituciones, convirtiendo así a la infancia en la protagonista de su propio cambio.

El MAEJT es pragmático en su planteamiento. No erradica el trabajo infantil porque no sería posible en economías familiares tan frágiles, donde cualquier aportación es esencial para la supervivencia. Pero sí genera actividades asociativas y formativas, que se realizan después del trabajo o en los días libres, y que permiten a estos niños adquirir, por ejemplo, habilidades básicas de cálculo y lectura, aprender una nueva profesión, mejorar sus prácticas de higiene y salud, u ocupar diversas responsabilidades dentro el Movimiento (presidente/a, tesorero/a, vocal, etc). Es una maravilla ver la transformación de estos niños, comparar sus capacidades el día que llegan a la asociación y unos meses después.

A finales de 2015, el MAEJT tenía 975.054 miembros y simpatizantes, incluidos 308.072 miembros de pleno derecho, agrupados en 4.331 grupos de base federados en 380 asociaciones. La mayoría (73%) de los miembros son niños (menores de 18 años). El 57% de los miembros son niñas.

Gracias a la MAEJT en 2015: 509.127 pudieron estudiar o alfabetizarse, 524.974 trabajaron menos horas o menos que antes, 459.844 gozan de mejor salud, 717.072 se sienten protegidos contra la violencia y el abuso, y 642.155 se divierten más que antes. Estos datos son el producto del monitoreo regular.

En este 2020 no podemos olvidarnos de las circunstancias extremas que se están viviendo por la crisis del Coronavirus. El cierre temporal de escuelas afecta actualmente a más de 1.000 millones de alumnos en más de 130 países. En Senegal, más de 1.500.000 alumnos se han visto afectados, y es posible que cuando se reanuden las clases, algunos padres ya no puedan permitirse enviar a sus hijos al colegio.

El resultado será un repunte de las cifras de niños forzados a trabajar, revirtiendo los 20 años de progreso que habían reducido en 94 millones el número de niños explotados. Además, advierten, la desigualdad de género puede agudizarse, puesto que las niñas son particularmente vulnerables a la explotación en el sector agrícola y en el trabajo informal o doméstico.

Es por ello que desde Xaley, desarrollamos proyectos que faciliten particularmente el acceso de las niñas a la educación. Trabajamos por la justicia social desde la infancia, dando a los niños y a las niñas las mismas oportunidades para que sean ciudadanos de una sociedad más justa, de un mundo mejor.

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