Estamos con Kadjl Sy, una jóven de 22 años que forma parte de las « aînés » o veteranas de la Asociación de Niños, Niñas y Jóvenes Trabajadoras (AEJT) en la ciudad de Diourbel, asociación que apoya la Fundación Xaley, desde su nacimiento en 2008.
La AEJT es un movimiento africano que busca promover y reforzar la concretización de los 12 derechos básicos de la infancia, entre ellos el derecho a la educación, al ocio, al acceso a salud y a un trabajo digno. La asociación basa estos objetivos en hacer de los niños, las niñas y los jóvenes los protagonistas de su propio cambio, siempre con el apoyo de toda la comunidad.
Siguiendo estos principios, son los propios miembros de la asociación, entre los que se encuentra Kadjl, los que se están ocupando de todas las actividades de concienciación y sensibilización del COVID19 a toda la comunidad, entre ellas la pegada de carteles y las charlas de información.
El discurso de Kadjl es sencillo, para que todos puedan comprender rápido y tomar medidas. Les cuenta que cuando hablamos del Coronavirus estamos hablando de una enfermedad muy contagiosa, en muchos casos mortal, que apareció en China y que se está propagando por todo el mundo a velocidades estrepitosas.
Les cuenta que las medidas que hay que tomar para no contagiarse, consisten en lavarse las manos con agua y jabón o con una solución hidroalcohólica, y evitando tocarse boca, nariz y ojos. Que hay que evitar los lugares de gran confinamiento, como los mercados y grandes ceremonias, que hay que evitar darse la mano cuando se saluda, y mantenerse a al menos un metro de distancia. Les hace conscientes también de que el COVID19 es una enfermedad que puede presentar casos asintomáticos, por lo que se puede estar contagiando sin saberlo, y de ahí que en sus primeros momentos la situación pueda parecer menos urgente de lo que realmente es.
Pese a los esfuerzos de Kadjl y sus compañeros para difundir los protocolos mundiales de cuidados contra el COVID 19, confinarse en Senegal, y en la mayoría de países africanos, no es tarea fácil. El sustento familiar se busca día a día y no permite grandes aprovisionamientos. Evitar el contagio aislando a los enfermos tampoco parece viable cuando el 40% de la población senegalesa vive en tugurios, sin ventilación, saneamiento o acceso a agua potable.
En caso de enfermar, la situación se complica ya que el sistema sanitario es débil. A pesar de esto, el gobierno está tomando unas medidas excepcionales. El ministro de Sanidad, Abdoulaye Diouf Sarr ha confirmado un gran pedido de dispositivos de asistencia respiratoria para la gestión de los casos graves, en caso de que apareciesen en Senegal. «Se ha lanzado un pedido de más de 3.000 millones de FCFA para configurar todo este sistema. En todos los hospitales, habrá camas para acomodar casos graves. Pero de nuevo, todavía no tenemos uno. Estamos en una situación de guerra y no debemos descuidar nada para bloquear el camino a la enfermedad”.
Una gran fortaleza a destacar para luchar contra un virus que claramente sí entiende de edades es que el 70% de la población senegalesa está por debajo de los 40 años. De ellos, el 52% por debajo de los 20 años.
Otra posible fortaleza, por triste que pueda parecer, es la experiencia ganada en pandemias anteriores, como el cólera o el ébola, lo que hace que la población tenga más interiorizados los comportamientos ante estas situaciones.
Tendremos que estar atentos a la evolución del Coronavirus, y como nos pide Kadjl, que nos demos cuenta de la importancia del otro y de la solidaridad con nuestros vecinos.
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